miércoles, 18 de marzo de 2009

Arqueólogo estadounidense encuentra antiguos murales mayas


Washington — El arte indígena es víctima del contrabando. Los coleccionistas particulares compran objetos a los saqueadores y reliquias de valor incalculable desaparecen de las excavaciones arqueológicas. Los tesoros religiosos son robados de los lugares de culto y posteriormente vendidos en el extranjero. Los bolsillos se llenan a costo del patrimonio cultural.Sin embargo, Estados Unidos está comprometido a combatir esos delitos y a preservar el patrimonio cultural de los países en desarrollo. Como firmante de la convención de 1970 de las Naciones Unidas que prohíbe el robo de bienes culturales, Estados Unidos prohíbe la importación de material arqueológico o etnológico cuando el robo amenaza el patrimonio cultural de un país. Además de la convención de 1970, Estados Unidos tiene acuerdos bilaterales con varios países para preservar los artefactos culturales, entre ellos varios de América Central y del Sur. En la Cumbre de las Américas de 2004 los países participantes convinieron en “apoyar la cultura en lo relativo a la protección del patrimonio de un país”. Desde el año 2001, el Fondo de Embajadores de EE.UU. para la Preservación Cultural ha aportado más de 13 millones de dólares para financiar alrededor de 500 proyectos en 120 países. Proyectos en América Central y del Sur, y en el Caribe, se han visto beneficiados de 2,3 millones de dólares de ese fondo. Entre los proyectos que el fondo ha apoyado se destacan dos en Guatemala que han contribuido a proteger el patrimonio de los mayas. TESOROS MAYAS Guatemala ha recibido más de 750.000 dólares en donaciones del fondo, con la donación más grande de 575.000 dólares concedida este año. La elite maya valoraba la cerámica y las piedras finas tales como el jade y la pirita, como se muestra en esta máscara hecha con jade.La reciente donación para Guatemala es la más grande que se ha otorgado a un país del Hemisferio Occidental. La ayuda se ha destinado a un proyecto en San Bartolo, situado en la región del Petén, al este del país, relacionado con murales que describen el relato maya de la creación. La restauración de los murales, y de un templo maya, está en curso. “Los murales de San Bartolo constituyen, de lejos, el conjunto más importante de escenas pintadas que se conocen del periodo preclásico tardío maya, de importancia cultural única tanto para Guatemala como para la región”, dijo Martin Perschler, del Fondo de Embajadores para la Preservación Cultural. La preservación de los murales y la protección del lugar es el trabajo que realiza William Saturno, profesor de arqueología de la Universidad de Boston, en Massachusetts. Saturno descubrió los murales en marzo del 2001. El mantenimiento, apuntalamiento de las paredes del cuarto donde se encuentran y la recomposición de los fragmentos rotos comenzó en 2006, con una donación del fondo de los embajadores, y continuará este año con la donación que se ha entregado este año a Guatemala. Perschler atribuye gran parte del éxito del proyecto a la dedicación de Saturno. “NO SOY INDIANA JONES” El descubrimiento que se hizo en 2001 se parece al guión de una película de Hollywood. Saturno tropezó literalmente con él. “Soy un regordete del noreste, no soy Indiana Jones”, declaró a America. gov. El hallazgo de los murales fue resultado de la mala planificación de un viaje que supuestamente debía durar tres horas, pero que resultó en un calvario de dos días sin agua ni comida. “Estaba tratando de protegerme del sol”, relató Saturno, hablando del día en el que entró en el túnel que conduce al cuarto de los murales. Los saqueadores habían cavado una zanja en busca de objetos de cerámica que pudieran llevarse. Al entrar en el cuarto Saturno miró hacia arriba y para ver si había murciélagos en el techo del cuarto, pero en lugar de ello vio parte de los ahora famosos murales. Saturno explicó que los mayas a menudo construían nuevas estructuras encima de otras anteriores. Por ese motivo, el cuarto de los murales sobrevivió 2.000 años antes de que los saqueadores excavaran el túnel. Los mayas levantaron una pirámide sobre el cuarto de los murales, sellando los murales con barro y llenando el cuarto con deshechos. Los murales quedaron resguardados de la luz y el aire durante 2.000 años. “No hay nada parecido a esto”, afirma Saturno. Los escasos murales mayas que se conocen datan del año 800 d.C., es decir, casi dos siglos después de éstos, que describen el relato maya de la creación. El proyecto “tiene un impacto histórico y cosmológico en el mundo”, afirma Saturno. Los expertos han denominado este complejo subterráneo maya, del período maya preclásico, la Capilla Sistina, porque contiene una de las más elaboradas escenas de la creación realizada antes del período clásico. El mito del dios del maíz que retrata el mural –un dios maya que viaja al inframundo y reaparece con maíz–, ha sido representado muchas veces, pero el hallazgo de Saturno revela que el relato existía ya desde mucho antes que el primer siglo. Chamanes de una comunidad maya de la era actual, situada cerca de Tikal, en Guatemala, visitaron a Saturno en fechas recientes. Consideran que el descubrimiento no fue una coincidencia y que, de cierta manera, Saturno bajó al “inframundo”, el túnel hacia el cuarto, y regresó con la noticia, al igual que hizo el antiguo dios maya en el relato de la creación. “Este es el relato del principio de los tiempos. Era su destino encontrar esos murales”, dijeron los chamanes a Saturno.Este mural maya del siglo I antes de Cristo que muestra el relato de la creación, es preservado con ayuda del gobierno de EE.UU.

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