sábado, 22 de noviembre de 2008
Desata polémica supuesta sede temprana de la dinastía Kaan.*
Palenque, Chis., 20 Nov (Notimex).- El descubrimiento de una tumba en el Edificio de los Cormoranes, en Dzibanché, Quintana Roo, abrió la polémica sobre la sede temprana de la dinastía Kaan, durante la VI Mesa Redonda de Palenque, que se realiza aquí.
Sin embargo, para el arqueólogo Ramón Carrasco esta controversia está sustentada en bases endebles y fragmentarias y, lamentablemente, también en la demanda de algunos investigadores de llevar a su lugar de trabajo el asiento original de esta supremacía.
Según el director del Proyecto Arqueológico Calakmul, la especulación creció cuando se intentó buscar el pasado remoto del asiento de los “gobernantes del reino, a partir de información arqueológica basada en la presencia-ausencia de evidencias materiales”.
Entrevistado luego de que se dieran a conocer evidencias en las que algunos epigrafistas se basan para poner en duda el lugar de origen de la dinastía maya, Carrasco puso énfasis en lo endeble de las evidencias.
“La aparente ausencia de inscripciones tempranas en Calakmul con el emblema de Kaan (se identifica a partir del 630 d.C.), inclinó a los epigrafistas a buscarlas fuera de este sitio. Otro dilema de los epigrafistas es la ausencia del glifo Kaan en monumentos anteriores al siglo VII d.C. y, por tanto, donde se encuentra el origen de este poderoso linaje”.
Sin embargo, resaltó, la reconstrucción histórica del llamado reino de Kaan se sustenta en al menos 11 vasos del llamado estilo códice de procedencia desconocida, denominados dinásticos, que ubican a este importante linaje maya en el Clásico Tardío (636-736 d.C.), con sede en Calakmul, en la selva sur de Campeche.
Enrique Nalda, director del Proyecto Arqueológico de Dzibanché, explicó que el entierro de los Cormoranes mereció especial atención por la disposición de un punzón sangrador sobre la pelvis del individuo ahí depositado.
Dicho objeto, explicó, posee una inscripción que, tras estudios epigráficos, ha sido traducida como “Es el ofrendador de hueso de Yuhkno”m Ut(?) Tu (.) Chan, señor divino de Kaan.
“El glifo del personaje a que alude la inscripción es el de Testigo del Cielo, tercer gobernante de la secuencia hasta ahora conocida de la dinastía Kaan; aunque de acuerdo con otras lecturas, los restos óseos podrían no corresponder a quien habría conquistado Tikal (Guatemala) en 562 d.C.”, añadió.
Sigue
Desata polémica. dos. añadió
De acuerdo con análisis de antropología física, los supuestos restos de Testigo del Cielo, ubicados en una cámara funeraria, refieren que el individuo tenía entre 30 y 35 años al momento de su muerte, su estatura era de aproximadamente 1.62 metros, además de que mostraba deformación craneana tabular.
Por estudios estratigráficos, fechas de radiocarbono, registros arquitectónicos y comparaciones con cerámica de Caracol (sitio del Petén guatemalteco), entre otros, Enrique Nalda anotó que la citada tumba debió erigirse entre 550 y 600 d.C., en concordancia con la época dada para el gobierno de Testigo del Cielo, hacia 561 y 572 d.C.
Por su parte, el epigrafista Erik Velázquez García, quien estableció la epigrafía del punzón de hueso hallado en el entierro del Edificio de los Cormoranes, comentó que una de las frases inscritas en él se interpretó finalmente como: Es el ofrendador de hueso de Testigo Cielo.
“Aunque los datos paleográficos son muy escasos, todo parece apuntar a que las variantes gráficas talladas en este punzón ya estaban en uso durante la época en que vivió Testigo del Cielo, por lo que debemos descartar la idea que ese tallado de hueso haya sido elaborado durante el Clásico Tardío.
“Debemos agregar a Testigo del Cielo dentro de la lista de gobernantes de la dinastía Kaan, que residieron en Dzibanché”, consideró.
Al respecto, Carrasco recordó que la dificultad para reconstruir este linaje ha propiciado que investigadores como Richard Hansen pretendan que el lugar de origen es su sitio de trabajo, en este caso El Mirador, “sin una evidencia sólida, sólo porque yo deseo que así sea”.
Como director del Proyecto Arqueológico de Calakmul, dijo, “considero que más allá de donde está el sitio del primer señor Kaan, la zona como tal tiene gran importancia por su gran desarrollo, que muestra que desde sus momentos más tempranos tiene una gran importancia, producción de pinturas, esculturas y monumentos”.
De hecho, refirió, es uno de los sitios donde hay más estelas en toda el área maya, el problema es más bien el deterioro de estos materiales, pero también que no se sabe bien cómo se desarrolla el Periodo Clásico, porque en Calakmul no han aparecido estelas que daten del año 500 o 600.
La hipótesis es que las estelas no son la única forma de expresar el poder, de hecho, adelantó, “estamos encontrando una gran banqueta con un texto del clásico temprano, que habla de un personaje de mucha importancia para este periodo, de finales del 400 y principios del 500”, lo que confirma que siempre fue un sitio importante y uno de los más extensos del área maya, concluyó.
martes, 18 de noviembre de 2008
Olmecas y mayas se fusionan
Un equipo de arqueólogos que trabajan en el complejo Tak’ Alik Ab’ Aj, en el municipio El Asintal, Retalhuleu, ha encontrado un nuevo vestigio de la fusión de culturas en el país. El monumento presenta unas características extrañas y únicas hasta el momento: mezcla rasgos olmecas con mayas.
Para los científicos que hicieron el hallazgo, la escultura que ha recibido el nombre de “El portador del antepasado” representa la transición entre ambas culturas, las cuales se desarrollaron en períodos y regiones distintas.
Cuando los olmecas dominaban en el periodo preclásico tardío, del 400 a.C al 200 d. C, en los estados mexicanos actuales de Veracruz y Tabasco, en el Golfo de México; al parecer, la cultura maya estaba floreciendo en algunas partes del sur de México (actual Chiapas y península del Yucatán), Guatemala y Honduras.
Las esculturas descubiertas en el complejo Tak’ Alik Ab’ Aj formaron parte de un mismo pilar, el cual estaba esculpido por las cuatro caras de las que constaba originalmente, y medía, como mínimo, 2.30 metros. Ambas presentan signos de haber sido mutiladas.
La ubicación original de la columna se desconoce por el momento, pero debió estar en un lugar donde pudiera ser observada por toda la comunidad.
Otra de las sorpresas fue comprobar que dos piezas encontradas años antes en la misma excavación, (estelas 53 y 61, foto de la derecha) encajan perfectamente en la columna, que conserva en las dos caras textos en glifos tempranos, una especie de sistema de escritura que aún no ha sido descifrado.
El descubrimiento ha dado lugar a la aparición de diversas teorías respecto de la fusión de ambas culturas, sin embargo, algunos aspectos como que los estilos escultóricos de la base o capitel y de la figura son totalmente distintos, siguen generando dudas.
Christa Schieber de Lavarreda, directora del Proyecto Nacional Tak’ Alik Ab’ Aj, explica que el hallazgo es una muestra de que en ese sitio arqueológico, el cual se encontraba en una de las rutas más importantes para el comercio, se fusionaron la cultura Olmeca y la temprana maya.
Según la teoría de Schieber la transición se hizo sin violencia, sin que un pueblo conquistara a otro, sino por la misma necesidad de un cambio de sistema hacia el año 400 a. C., época de surgimiento de la cultura maya temprana.
La figura que presenta características del arte olmecas y bajos relieves de la cultura maya, tiene rasgos comunes —por la vestimenta y la máscara, así como por el capitel en forma de murciélago sobre el que está parado— a los de otras tallas descubiertas en sitios arqueológicos como Copán, Honduras.
En estos lugares, los gobernantes esculpidos aparecen de pie sobre capiteles similares al de Tak’ Alik Ab’ Aj, en donde el personaje principal carga a un ancestro, de rasgos olmecas, que realiza la unión con el capitel-murciélago, mediante una faja. Este simbolismo constituye toda una alegoría del culto a los antepasados, mientras una nueva civilización, la maya, se estaba gestando.
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Hallan en Yucatán camino maya al `más allá´
Considera un arqueólogo que la red subterránea de cámaras, localizadas en Mérida, es una reproducción del viaje al inframundo con numerosos obstáculos del que se hablaba en los libros mayas
La leyenda dice que para llegar al más allá, los mayas debían sortear numerosos obstáculos, incluidos ríos de sangre y cámaras repletas de cuchillos, murciélagos y jaguares.
Ahora, un arqueólogo que estudió testimonios de la época de la Inquisición cree que una serie de cuevas que exploró pueden ser el sitio donde los mayas trataron de reproducir ese tortuoso recorrido.
Se trata de una red subterránea de cámaras, caminos y templos construidos en la península de Yucatán y que reproducen el viaje al infierno, o xibalbá, descripto en antiguos textos mitológicos como el Popol Vuh, o Libro del Consejo de los indios quiché.
``El camino al inframundo, el camino a xibalbá, estaba lleno de obstáculos. Era un lugar de miedo, el lugar del frío, de peligro, de abismos``, declaró el arqueólogo de la Universidad del Yucatán Guillermo de Anda.
De Anda investigó sitios sagrados mencionados por indios herejes juzgados por los tribunales de la Inquisición y descubrió que probablemente hubo varias etapas en el recorrido hacia el infierno, que fueron recreadas en media docena de cavernas al sur de Mérida, capital del estado de Yucatán.
Es bien sabido que los mayas consideraban las cuevas como algo sagrado y construían estructuras sobre algunas de ellas.
Pero el equipo dirigido por de Anda hizo un descubrimiento ``muy importante`` al usar archivos históricos para localizar y conectar una serie de cavernas sagradas, a las que asoció con el concepto de un camino maya hacia el más allá, según el arqueólogo Bruce Dahlin, de la Shepherd University, quien ha estudiado otros sitios mayas en el Yucatán.
La AP acompañó a de Anda y sus colaboradores en un recorrido de las cuevas, a las que se entre por estrechos ingresos. Una vez adentro, hay que deslizarse por angostos túneles y resbaladizas raíces de árboles.
Allí, en la oscuridad, se produce una escena parecida a las de una película de la serie de ``Indiana Jones``: surgen plataformas de antiguos templos, escaleras y senderos sinuosos a lo largo de lagos subterráneos llenos de cráneos viejos y de cerámicas mayas.
El grupo exploró cámaras sagradas a las que se puede ingresar únicamente arrastrándose por un terreno lleno de arañas, escorpiones y sapos.
Para encontrar xibalbá, de Anda se pasó cinco años examinando los archivos de los juicios de la Inquisición, en los que los españoles juzgaron a indios herejes.
A los españoles les molestó el que los mayas siguiesen practicando su vieja religión incluso después de la conquista y los enjuiciaron para que revelasen los lugares donde realizaban sus ceremonias.
Uno tras otro, los acusados mencionaron los mismos sitios, pero los nombres de esos lugares cambiaron con el paso de los siglos o fueron olvidados.
Usando como referencia los datos de los archivos, los arqueólogos preguntaron a los lugareños por cuevas con nombres parecidos o que se encontrasen en las mismas zonas mencionadas en los documentos.
Los mayas usaron las cuevas, conocidas como cenotes, como sitios de adoración a los que se llevaban a los humanos sacrificados. Muchos cenotes tienen todavía depósitos de agua que abastecen a localidades vecinas. Los más conocidos son las albercas circulares en las ruinas de Chichen Itza.
Los cenotes que halló de Anda eran más secos y estaban más escondidos y más alejados de las aldeas. Parecen haber tenido un valor religioso especial porque siguieron atrayendo gente que recorría largas distancias para orar allí incluso después de que los mayas fueron convertidos por la fuerza al cristianismo.
Ahora, un arqueólogo que estudió testimonios de la época de la Inquisición cree que una serie de cuevas que exploró pueden ser el sitio donde los mayas trataron de reproducir ese tortuoso recorrido.
Se trata de una red subterránea de cámaras, caminos y templos construidos en la península de Yucatán y que reproducen el viaje al infierno, o xibalbá, descripto en antiguos textos mitológicos como el Popol Vuh, o Libro del Consejo de los indios quiché.
``El camino al inframundo, el camino a xibalbá, estaba lleno de obstáculos. Era un lugar de miedo, el lugar del frío, de peligro, de abismos``, declaró el arqueólogo de la Universidad del Yucatán Guillermo de Anda.
De Anda investigó sitios sagrados mencionados por indios herejes juzgados por los tribunales de la Inquisición y descubrió que probablemente hubo varias etapas en el recorrido hacia el infierno, que fueron recreadas en media docena de cavernas al sur de Mérida, capital del estado de Yucatán.
Es bien sabido que los mayas consideraban las cuevas como algo sagrado y construían estructuras sobre algunas de ellas.
Pero el equipo dirigido por de Anda hizo un descubrimiento ``muy importante`` al usar archivos históricos para localizar y conectar una serie de cavernas sagradas, a las que asoció con el concepto de un camino maya hacia el más allá, según el arqueólogo Bruce Dahlin, de la Shepherd University, quien ha estudiado otros sitios mayas en el Yucatán.
La AP acompañó a de Anda y sus colaboradores en un recorrido de las cuevas, a las que se entre por estrechos ingresos. Una vez adentro, hay que deslizarse por angostos túneles y resbaladizas raíces de árboles.
Allí, en la oscuridad, se produce una escena parecida a las de una película de la serie de ``Indiana Jones``: surgen plataformas de antiguos templos, escaleras y senderos sinuosos a lo largo de lagos subterráneos llenos de cráneos viejos y de cerámicas mayas.
El grupo exploró cámaras sagradas a las que se puede ingresar únicamente arrastrándose por un terreno lleno de arañas, escorpiones y sapos.
Para encontrar xibalbá, de Anda se pasó cinco años examinando los archivos de los juicios de la Inquisición, en los que los españoles juzgaron a indios herejes.
A los españoles les molestó el que los mayas siguiesen practicando su vieja religión incluso después de la conquista y los enjuiciaron para que revelasen los lugares donde realizaban sus ceremonias.
Uno tras otro, los acusados mencionaron los mismos sitios, pero los nombres de esos lugares cambiaron con el paso de los siglos o fueron olvidados.
Usando como referencia los datos de los archivos, los arqueólogos preguntaron a los lugareños por cuevas con nombres parecidos o que se encontrasen en las mismas zonas mencionadas en los documentos.
Los mayas usaron las cuevas, conocidas como cenotes, como sitios de adoración a los que se llevaban a los humanos sacrificados. Muchos cenotes tienen todavía depósitos de agua que abastecen a localidades vecinas. Los más conocidos son las albercas circulares en las ruinas de Chichen Itza.
Los cenotes que halló de Anda eran más secos y estaban más escondidos y más alejados de las aldeas. Parecen haber tenido un valor religioso especial porque siguieron atrayendo gente que recorría largas distancias para orar allí incluso después de que los mayas fueron convertidos por la fuerza al cristianismo.
lunes, 10 de noviembre de 2008
Anuncian foro entre expertos de la cultura maya
Del 16 al 21 de noviembre se realizará la VI Mesa Redonda de Palenque, encuentro académico considerado entre los más importantes a escala mundial sobre la cultura maya, civilización que durante tres mil años extendió su poderío desde lo que es hoy el sureste mexicano hasta el actual territorio hondureño.El foro organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través de la Coordinación Nacional de Arqueología, congregará a cerca de 70 ponentes nacionales y extranjeros, en la zona arqueológica de Palenque, Chiapas. Entre las actividades de este evento sobresalen las conferencias de los investigadores invitados, la entrega del Premio Palenque -importante aliciente para el estudio sobre la cultura maya- y un homenaje al experto de la Universidad de Harvard, Ian Graham.El ciclo de mesas redondas, originalmente denominado Palenque Round Table, surgió por iniciativa de la arqueóloga estadounidense Merle Greene Robertson, quien en 1973 se preocupó por reunir a varios investigadores interesados en el área maya, con el fin de discutir la problemática en la materia.Los resultados obtenidos y difundidos mediante diversas publicaciones, despertaron paulatinamente un interés entre expertos de todo el orbe, convirtiéndose así en una de las reuniones académicas de mayor tradición e importancia dentro del estudio científico, respecto a la antigua civilización maya.Para brindarle mayor impulso, desde 1995 el INAH asumió el liderazgo en la organización y convocatoria de la Mesa Redonda de Palenque. La primera edición giró alrededor de La guerra entre los antiguos mayas, y en ella participaron destacadas figuras como los epigrafistas Linda Schele y Peter Mathews.En 1997, la temática del foro versó acerca de la Arquitectura e ideología de los antiguos mayas. Para 1999, el debate se estableció respecto a La organización social entre los mayas, el encuentro se llevó a cabo in memoriam de Linda Schele, fallecida en abril del año anterior.
jueves, 6 de noviembre de 2008
Dialogarán en Palenque expertos en cultura maya
CIUDAD DE MÉXICO.- Unos 70 ponentes nacionales y extranjeros participarán del 16 al 21 de este mes en los trabajos de la VI Mesa Redonda de Palenque, uno de los encuentros más importantes en la materia que se realizan en el mundo. Organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el encuentro rendirá homenaje a Ian Graham, experto de la Universidad de Harvard, y entregará el Premio Palenque, aliciente para el estudio de esta emblemática civilización que por tres mil años extendió su poderío hasta el actual territorio hondureño. De acuerdo con información del INAH, el ciclo de mesas redondas, originalmente denominado "Palenque Round Table", surgió a iniciativa de la arqueóloga estadounidense Merle Greene Robertson, quien en 1973 se preocupó por reunir a varios investigadores interesados en el área maya, a fin de discutir la problemática en la materia. Los resultados obtenidos y difundidos mediante diversas publicaciones, despertaron paulatinamente un interés entre expertos de todo el orbe, convirtiéndose así en una de las reuniones académicas de mayor tradición e importancia dentro del estudio científico, respecto a la antigua civilización maya. Para brindarle mayor impulso, desde 1995 el INAH asumió el liderazgo en la organización y convocatoria de la Mesa Redonda de Palenque. La primera edición giró alrededor de "La guerra entre los antiguos mayas", y en ella participaron destacadas figuras como los epigrafistas Linda Schele y Peter Mathews. En 1997, la temática del foro versó en torno a la Arquitectura e ideología de los antiguos mayas; en 1999, el debate fue respecto a "La organización social entre los mayas", y se dedicó a Linda Schele, fallecida en abril del año anterior. Para la IV Mesa Redonda de Palenque (2002) se eligió por tema "El culto funerario en la sociedad maya", con motivo del 50 aniversario de las excavaciones en la tumba del soberano Pakal, localizada en el Templo de las Inscripciones, en esa zona arqueológica del estado de Chiapas. La quinta reunión se efectúo en 2004 bajo el título de "El territorio maya", y sirvió de marco para un homenaje a la doctora Beatriz Ramírez de la Fuente, quien dedicó gran parte de sus investigaciones a las manifestaciones artísticas prehispánicas y en particular a las del área maya. De cada encuentro han sido editadas sus memorias, la coordinación de las mismas han estado a cargo de Silvia Trejo, Vera Tiesler Blos, Rafael Cobos, Merle Greene Robertson y Rodrigo Liendo Stuardo.
martes, 4 de noviembre de 2008
Leyenda Maya “Los Aluxes”
Nos encontrabamos en el campo yermo donde iba a hacerse una siembra. Era un terreno que abarcaba unos montículos de ruinas tal vez ignoradas. Caía la noche y con ella el canto de la soledad. Nos guarecimos en una cueva de piedra y sahcab; para bajar utilizamos una soga y un palo grueso que estaba hincado en el piso de la cueva. La comida que llevamos no la repartimos. ¿Qué hacía allá?, puede pensar el lector. Trataba de cerciorarme de lo que veían miles de ojos hechizados por la fantasía. Trataba de ver a esos seres fantásticos que según la leyenda habitaban en los cuyos (montículos de ruinas) y sementeras: Los ALUXES. Me acompañaba un ancianito agricultor de apellido May. La noche avanzaba. . .De pronto May tomó la Palabra y me dijo: -Puede que logre esta milpa que voy a sembrar. ¿Por qué no ha de lograrla?, pregunté. -Porque estos terrenos son de los aluxes. Siempre se les ve por aquí. ¿Está seguro que esta noche vendrán? Seguro, me respondió. -¡Cuántos deseos tengo de ver a esos seres maravillosos que tanta influencia ejercen sobre ustedes! Y dígame, señor may, ¿usted les ha visto? -Explíquemes, cómo son, qué hacen. El ancianito, asumiendo un aire de importancia, me dijo: -Por las noches, cuanto todos duermen, ellos dejan sus escondites y recorren los campos; son seres de estatura baja, muy niños, pequeños, pequeñitos, que suben, bajan, tiran piedras,hacen maldades, se roban el fuego y molestan con sus pisadas y juegos. Cuando el humano despierta y trata de salir, ellos se alejan, unas veces por pares, otras en tropoel. Per cuando el fuego es vivo y chispea, ellos le forman rueda y bailan en su derredor; un pequeño ruido les hace huir y esconderese, para salir luego y alborotar más. No son seres malos. Si se les trata bien, corresponden. -¿Qué beneficio hacen? -Alejan los malos vientos y persiguen las plagas. Si se les trata mal, tratan mal, y la milpa no da nada, pues por las noches roban la semilla que se esparce de día, o bailan sobre las matitas que comienzan a salir. Nosotros les queremos bien y les regalamos con comida y cigarrillos. Peor hagamos silencio para ver si usted logra verlos. El anciano salió, asiéndose a la soga, y yo tras él, entonces vi que avivaba el fuego y colocaba una jicarita de miel, pozole, cigarrilos, etc., y volvió a la cueva. Yo me acurruqué en el fondo cómodamente. La noche era espléndida, noche plenilunar. Transcurridas unas horas, cuando empezaba a llegarme el sueño, oí un ruido que me sobresaltó. Era el rumor de unos pasitos sobre la tierra de la cueva: Luego, ruido de pedradas, carreras, saltos, que en el silencio de la noche se hacían más claros.
domingo, 2 de noviembre de 2008
Espiritualidad maya
Chichicastenango. Con la evangelización impuesta a los indígenas durante la Colonia fueron destruidos sus lugares sagrados, textos y una gran cantidad de objetos relacionados con su cosmogonía. Sin embargo, no doblegaron su espiritualidad, pues emerge cada vez que es descubierto un sitio sagrado, porque les permite tener relación con sus ancestros y divinidad.
Solo en el área rural de Chichicastenango hay más de un sitio sagrado en cada uno de los 86 cantones que forman este municipio; además, hay otros seis en el área urbana.
En éstos, más de 600 ajq’ij (guía espiritual o sacerdote, en quiché) efectúan rituales para la comunidad.
Se agradece por las cosechas, salud y vida, por ejemplo. También se ruega por abundancia de las siembras y convivencia de las familias, explicó Sebastiana Calel, ajq’ij del lugar.
Los sitios sagrados son diversos. Pueden ser espacios abiertos dentro de bosques, montañas, cuevas, lagunas, barrancos, y otros lugares naturales; sin embargo, lo son en especial donde hay restos arqueológicos.
Felipe Gómez, director ejecutivo de la Conferencia Nacional Indígena Oxlajuj Ajpop, expuso que un sitio sagrado es determinado por la confluencia cósmica, en determinado espacio, de sus antepasados y elementos naturales generadores de vida.
Divinidad maya
Según la cosmovisión indígena, los elementos naturales tienen vida, pero algunos poseen energía vital, por lo que son considerados espíritus superiores; por ello, son considerados corazón de la tierra, corazón de fuego, entre otros.
Explicó que un espacio es considerado como tal cuando ancianos de las comunidades descubren energía cósmica allí. Cada sitio tiene una finalidad y aporta a los pueblos algún tipo de beneficio.
En ese sentido, explicó que hay lugares específicos para pedir por las siembras y otros para celebrar los movimientos astronómicos. Recordó que el templo católico de Chichicastenango se construyó durante la Colonia sobre un altar indígena, para sustituir un ritual local por uno cristiano. “Esto dio lugar a un sincretismo religioso en el cual la población mayense fingía cumplir con la liturgia católica para no ser castigada, pero en realidad adoraba la divinidad del sol, que se brinda a sí mismo a toda la humanidad, al igual que el agua y aire”, explicó.
Las ceremonias son regidas por cada uno de los 20 días que tiene cada mes del calendario maya. Cada día tiene nombre y significado, y de igual manera se efectúan rituales diferentes para la bendición de semilla, caza, conocimiento, pedidas de mano entre parejas y casamientos, entre otros, detalló.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)